¿Cómo afecta la edad a nuestro corazón?
Conforme nos hacemos mayores, cambiamos tanto por fuera como por dentro; por supuesto, el corazón no es ajeno al envejecimiento, ya que el paso de los años puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas. Hoy te contamos más sobre ello.
Algunos cambios en el corazón por la edad
Al envejecer, las células del músculo cardíaco crecen, provocando así que el tamaño del corazón aumente ligeramente en muchas personas.
A su vez, se engrosan las paredes de este órgano y sus cavidades se vuelven más grandes y rígidas, lo que dificulta que se llenen completamente de sangre previo a cada bombeo.
También es muy común que la elasticidad interior de las arterias y arteriolas disminuya, haciendo que la presión arterial no se adapte rápidamente a ciertos movimientos repentinos, como cuando uno se levanta de la silla o la cama.
Por otro lado, a pesar de que la frecuencia cardíaca en reposo no cambia mucho con los años, sí que disminuyen los latidos durante la actividad física o el estrés. Esto ocasiona que los músculos estén menos oxigenados.
Consecuencias comunes de estos cambios
Como las cavidades del corazón ya no se llenan de sangre con la misma facilidad que antes, los adultos mayores tienen más probabilidades de desarrollar insuficiencia cardíaca. El riesgo es mayor si se padece presión arterial alta, sobrepeso o diabetes.
Debido a que este órgano ve disminuida su capacidad de respuesta ante los movimientos, es posible experimentar arritmias, mareos o incluso desmayos cuando se realizan cambios bruscos de posición.
Lo anteriormente mencionado hace necesario que los adultos mayores sean cuidadosos al realizar actividad física intensa, donde es ideal que exista la recomendación previa de un especialista.
Asimismo, no se puede dejar de lado que la grasa en las arterias del corazón se acumula desde la juventud, lo que contribuye en gran manera al desarrollo de ataques cardíacos en la vejez.
¿Qué se puede hacer al respecto?
Es verdad que la mayoría de cambios en el corazón son parte de un proceso natural (el envejecimiento); sin embargo, también es cierto que llevar un buen estilo de vida puede mantener la buena salud de este importante órgano.
Aunque la edad es un factor de riesgo que no está bajo nuestro control, sí podemos hacer algo para controlar otras variables como la presión arterial, los niveles de colesterol, glucosa, peso corporal, etc.
Por ello, se recomienda:
- Ejercicios físicos en la rutina: Dedicar tiempo a caminar, trotar, nadar, etc., de acuerdo con las recomendaciones de un especialista.
- Dieta saludable: Optar por verduras, frutas, fibra y pescados; reducir o evitar las grasas saturadas y el colesterol.
- Evitar o dejar de fumar: Esta actividad contribuye al endurecimiento arterial e hipertensión.
- Dormir bien: Un sueño de entre 7 a 9 horas es vital para el corazón y los vasos sanguíneos.
- Manejar el estrés: Es importante hacerlo porque puede afectar la salud de tu corazón. El ejercicio físico y la meditación pueden ayudar.
- Visitar al médico: Así podrás mantener vigilada la presión sanguínea, especialmente si ya cuentas con problemas cardíacos, renales u otras afecciones.
En definitiva, si bien el paso del tiempo es inevitable, cultivar buenos hábitos y acudir a un profesional para cuidar nuestra calidad de vida siempre estará en nuestras manos.